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La Casa del Obrero Mundial, ¿Organismo anarcosindicalista?

La Casa del Obrero Mundial, ¿Organismo anarcosindicalista?

Se encuentra muy extendida la idea de que la Casa del Obrero Mundial fue un organismo de tendencia sindical anarquista, cuando, en la realidad, esto no ha sido jamás comprobado.


Ciertamente la Casa del Obrero Mundial, en cuanto núcleo aglutinador de organismos artesanales y obreros, contó entre sus miembros con varias personas partidarias o simpatizantes de las teorías anarquistas en lo general. Precisamos en lo general porque para la época en la que se funda este organismo no existía en México una clara diferenciación, tanto entre la clase obrera como entre los sectores del artesanado, de las diversas corrientes y matices propios del anarquismo, por lo que esta corriente era considerada como un bloque, sin distinguirse, por ejemplo, el anarco-comunismo del anarco-sindicalismo y no digamos las diferentes variantes en cada una de estas corrientes.

De hecho la Casa del Obrero Mundial será un organismo por medio del cual, diferentes sectores políticos y laborales buscaran desesperadamente llenar el enorme vacío existente en el terreno laboral que en mucho impedía, o si se quiere, no facilitaba, concretar los cambios estructurales en las relaciones entre Capital y Trabajo que deberían convertirse en una realidad tangible para que el proceso revolucionario pudiese seguir avante.

Recordemos que la Casa del Obrero Mundial surge en un México de transición, en un México en el que la caída del General Porfirio Díaz creaba un sin fin de condiciones propicias para apresurar cambios que en un pasado inmediato habían sido contenidos incluso por la fuerza de las bayonetas; pero, paralelamente, la inestabilidad política generada por la inexperiencia y los graves errores cometidos por el triunfante maderismo, alertaban sobre la inminencia de un intento de vuelta al pasado por parte de los sectores cuyos intereses se encontraban seriamente amenazados. El intento de restaurar al antiguo régimen, era algo que con toda seguridad se produciría en cualquier momento, máxime si se toma en cuenta el grado de franca descomposición en el que en esos momentos - 1912 - se encontraba el maderismo, dividido en bloques a tal grado antagónicos que no dudaban en declararse mutuamente la guerra.

Es en el seno de esa viciada atmósfera que emergerá la Casa del Obrero Mundial. Así, a ella se aglutinarán infinidad de corrientes políticas y sociales y entre ese cúmulo de corrientes estará, ciertamente, la anarquista, más esto no quiere decir que haya sido la predominante.

En el ensayo que aquí reproducimos de Ramón Gil, Investigador que fuera del ahora desaparecido Centro de Estudios Históricos del Movimiento Obrero Mexicano, existe la intención de profundizar el sendero que, en su opinión, avale el carácter anarquista de ese organismo en sus inicios.

El esfuerzo realizado por Gil es sin duda alguna loable mas nos parece que no logra, por la simple razón de que no es posible lograrlo, su cometido de demostrar el origen anarquista de la Casa del Obrero Mundial.

Lo repetimos, una cosa es el decir que en la construcción de la Casa del Obrero Mundial coparticiparon algunos individuos simpatizantes unos y decididos partidarios otros de las alternativas ácratas, y otro, muy diferente, el afirmar que la Casa del Obrero Mundial fue en su estructura un organismo de carácter anarquista sindical.

Ahora bien, no obstante lo señalado, debemos reconocer que el esfuerzo realizado por Ramón Gil es de gran valía por los muchos datos que en el mismo aporta, volviéndose su lectura imprescindible para todo aquel interesado en urgar en la historia obrera de México.

También hemos añadido la Cronología realizada por José Esteves, investigador que fuera también del Centro de Estudios Históricos del Movimiento Obrero Mexicano, por considerar que la misma ofrece información adicional de gran valía.

Advertimos que para la publicación de los presentes trabajos, nos hemos basado en el permiso otorgado por el Consejo Editorial de la revista Historia Obrera, el cual permite su reproducción citando la fuente.



1909
12 de enero. Se funda la Gran Liga de Sastres.
21 de marzo. Se funda la Unión de Linotipistas Mexicanos.
22 de septiembre. Se funda e integra la Sociedad Mutuo Cooperativa de Dependientes de Restaurantes.

1910
5 de octubre. Plan de San Luis expedido por Francisco I. Madero en el que desconoce al gobierno de Porfirio Díaz.
20 de noviembre. Estalla la Revolución encabezada por Madero con el fin de derrotar a Porfirio Díaz.

1911
15 de mayo. Se funda el Sindicato de Conductores de Carruajes.
21 de mayo. Se funda la Confederación Tipográfica a iniciativa de los españoles Amadeo Ferrés y José Segú.
21 de mayo. Se formó la Gran Liga Obrera, siendo su presidente Angel T . Montalvo.
25 de mayo. Renuncia Porfirio Díaz a la Presidencia de la República Mexicana.
26 de mayo. Francisco León de la Barra es nombrado Presidente provisional de la República.
7 de junio. Se funda la Sociedad de Empleados Libres siendo su presidente Salvador Preciado.
1° de julio. Fundó el linotipista cubano Fredesvindo Elvira Alonso, el semanario El Radical, periódico socialista obrero.
20 de agosto. Se constituye el Partido Socialista Obrero integrado entre otros por el alemán Pablo Zierold, Lázaro Gutiérrez de Lara, Luis Méndez y Pioquinto Roldán.
22 de septiembre. Se estableció la Unión de Canteros Mexicanos.
23 de septiembre. Manifiesto del Partido Liberal Mexicano.
15 de octubre. Es electo Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos don Francisco I. Madero.
6 de noviembre. Francisco I. Madero toma posesión de la Presidencia.
28 de noviembre. Plan de Ayala expedido por Emiliano Zapata.
11 de diciembre. Se crea el Departamento de Trabajo debido a iniciativa del gobierno.
13 de diciembre. Sublevación del general Bernardo Reyes que fracasa siendo encarcelado.



1912
6 de marzo. Sublevación de Pascual Orozco. Da a conocer su Plan de la Empacadora.
17 de mayo. Llega procedente de Cuba la española Belén de Sárraga, conferencista anticlerical de corte anarquista.
12 de junio. La Unión de Canteros Mexicanos y los Tejedores de la Linera, se transformaron en organización sindicalista.
23 de junio. El Partido Socialista celebra una conferencia, a resultas de la cual se escinde un grupo de idealistas de corte anarquista, quienes posteriormente participarán en la fundación del Grupo Luz.
30 de junio. Se funda el Grupo Luz, integrado por Juan Francisco Moncaleano, Luis Méndez, Pioquinto Roldán, Eloy Armenta y Jacinto Huitrón. Moncaleano propone crear la Escuela Racionalista semejante a la fundada en Barcelona, España, por Francisco Ferrer Guardia.
15 de julio. Aparece el periódico Luz del grupo del mismo nombre.
5 de agosto. Juan Francisco Moncaleano escribe un artículo en el periódico Luz defendiendo a Ricardo Flores Magón, preso en Los Angeles, California, E. U.
24 de agosto. Con dinero aportado por la Unión de Canteros se toma en arrendamiento la casa número 105 de la 43 Calle de Matamoros, que posteriormente será sede de la Casa del Obrero Mundial.
1° de septiembre. Por su actitud en un mitin y por su artículo publicado en el periódico Luz, Francisco Moncaleano es deportado a las Islas Canarias.
8 de septiembre. Supuesta inauguración de la Escuela Racionalista.
22 de septiembre. Se funda la Casa del Obrero. La integran las siguientes organizaciones: Grupo Luz, Unión de Canteros, Unión de Resistencia de la fábrica de textiles La Linera, Unión de Operarios Sastres y Unión de Conductores de Coches Públicos; posteriormente ingresaría la Confederación Nacional de Artes Gráficas dirigida por Rafael Quintero. Su domicilio inicial fue Calle 43 de Matamoros número 105.
16 de octubre. Sublevación de Félix Díaz. Fracasa y es encarcelado.


1913

29 de enero. Madero propone la creación de la Gran Liga Obrera.
9 de febrero. Golpe de estado de Victoriano Huerta.
22 de febrero. Se produce el asesinato de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez.
8 de marzo. La Casa del Obrero Mundial cambia su domicilio a la Calle de Estanco de Hombres número 44.
26 de marzo. Plan de Guadalupe expedido por Venustiano Carranza, desconociendo a Victoriano Huerta como presidente de la República.
1° de mayo. Se celebra por primera vez en México esta fecha en memoria de los mártires de Chicago. La Casa del Obrero se transforma en Casa del Obrero Mundial.
3 de mayo. La Unión de Canteros Mexicanos y los Tejedores de la Linera se transformaron en organización sindicalista.
5 de mayo. Se funda el Sindicato de sastres.
24 de mayo. Se fusionan los tallistas, ebanistas y carpinteros en un sindicato.
25 de mayo. Mítin de la Casa del Obrero Mundial, a consecuencia del cual son arrestados Luis Méndez, Pioquinto Roldán, Jacinto Huitrón y deportados José Santos Chocano, Eloy Armenta y José Collado.
3 de junio. La Casa del Obrero Mundial declara que no hace ni hará política firmando la declaración Jacinto Huitrón, Antonio Díaz Soto y Gama, Luis Méndez y Santiago R. de la Vega.
7 de octubre. Asesinato del Senador Belisario Domínguez.
10 de octubre. Huerta disuelve las Cámaras.




1914
1° de marzo. La Casa del Obrero Mundial se instala en la calle de Leandro Valle número 5.
21 de abril. Desembarco de tropas norteamericanas en Veracruz.
1° de mayo. Fundación de la Confederación de Sindicatos del D. F.
27 de mayo. Huerta manda clausurar la Casa del Obrero Mundial.
15 de julio. Huída de Victoriano Huerta.
21 de agosto. Reapertura de la Casa del Obrero Mundial.
26 de septiembre. El general Alvaro Obregón entrega el convento de Santa Brígida a los miembros de la Casa del Obrero Mundial para que instalen sus oficinas.
27 de septiembre. En el exconvento jesuita de San Juan de Letrán se constituyó el Sindicato de Albañiles.
28 de septiembre. Alfonso Guerra encabeza la delegación de los Estados de San Luis Potosí y de Aguascalientes para tener contacto con la Casa del Obrero Mundial y asistir a unos mítines. Se organiza la Unión de Dependientes de Restaurantes para formar su sindicato y publicar su revista Mancomunidad.
2 de octubre. Se formó el Sindicato de Cigarreras de la Compañía Mexicana y la de pureros de la Compañía La Rosa de Oro.
3 de octubre. Los tranviarios se declararon en huelga siguiéndoles los telefonistas de la Compañía Mexicana.
12 de octubre. El Sindicato de Mecánicos es ampliado con nuevos elementos.
13 de octubre. Se constituye el Sindicato de Costureras.
14 de octubre. Se creó la Federación de Obreros y Empleados de la Compañía de Tranvías, y se organizó el Sindicato de Conductores de Coches de Alquiler.
15 de octubre. Se constituyó el Sindicato de Plomeros y Hojalateros.
19 de octubre. Se declararon en huelga los trabajadores zapateros de la fábrica Eclipse.
20 de octubre. Se integró el Sindicato de Talabarteros.
1° de noviembre. La Convención de Aguascalientes nombra a Eulalio Gutiérrez Presidente Provisional de la República mexicana.
14 de noviembre. En Monterrey surge una Casa de Obrero Mundial afiliada a la del D. F.
12 de diciembre. Carranza expidió un decreto donde trataba de hacer justicia a los obreros.
21 de diciembre. Se constituye el Sindicato Mexicano de Electricistas.

1915
6 de enero. Ley agraria dictada por Carranza.
14 de enero. Huelga de trabajadores electricistas en contra de la compañía Telefónica y Telegráfica, poniendo en manos de los trabajadores la administración de la Compañía, nombrándose gerente a Luis N. Morones.
10 de febrero. Reunión secreta de 67 líderes obreros de la Casa del Obrero Mundial en la que se toma el acuerdo de participar en la Revolución en las filas del Ejército Constitucionalista.
14 de febrero. Se forma el Grupo Sanitario Acrata, integrado por obreras.
17 de febrero. Firma del pacto entre Carranza y la Casa del Obrero Mundial; el primero fue representado por Rafael Zubarán Capmany; y por la Casa, Rafael Quintero, Rosendo Salazar, Celestino Gasca, Carlos M. Rincón y otros.
20 de febrero. Manifiesto a los obreros de la Casa del Obrero Mundial donde se les exhorta para que apoyen el pacto firmado por la facción de Venustiano Carranza; se publica también el pacto.
3 de marzo. Primeros contingentes obreros salen para Orizaba donde se organizan cuatro Batallones Rojos.
27 de marzo. Sale el primer Batallón Rojo a Tampico, Tamaulipas y posteriormente sale a combatir a la localidad de El Ébano, San Luis Potosí.
16 de abril. Los Batallones Rojos tercero y cuarto toman parte en la batalla de Celaya, donde el General Obregón derrota a Francisco Villa.
30 de julio. Los panaderos dieron un plazo de 24 horas para que los patrones aumentaran el sueldo; de lo contrario irían a la huelga.
15 de septiembre. En Guadalajara se fundó una Casa del Obrero Mundial afiliada a la deI D.F.
13 de octubre. La Casa del Obrero Mundial instalada en el Palacio de los Azulejos, inauguró la tan anhelada Escuela Racionalista.
19 de octubre. El gobierno norteamericano reconoce a Venustiano Carranza.
26 de diciembre. Terminan las pugnas entre los tipógrafos cooperativistas y los sindicalistas.



1916
13 de enero. Disolución de los Batallones Rojos.
5 de marzo. Se efectúa en la ciudad de Veracruz el Primer Congreso Obrero.
22 de mayo. La huelga de los trabajadores de la capital se manifestó en demandas de que los salarios fueran pagados en base de oro nacional.
31 de julio. Huelga general de obreros en el Distrito Federal por el pago de salarios en oro. Convocada por la Confederación General de Sindicatos del D. F. Se interrumpe el suministro de energía eléctrica.
31 de julio. Ese día fueron arrestados Ernesto Velasco y José Barragán Hernández entre otros. Con este hecho desaparece la Casa del Obrero Mundial. A medio día se reanudaron parcialmente las labores.
10 de agosto. Venustiano Carranza promulgó la Ley Marcial contra los huelguistas. Estos se entrevistan con Carranza y no se resuelve nada.
2 de agosto. La Casa del Obrero Mundial es clausurada por el Gobierno. Se reanudan todos los servicios públicos entre ellos los tranvías eléctricos, el alumbrado, agua. etc. Posteriormente, Carranza decretó el canje de billetes antiguos por papel infalsificable que era una de las peticiones de los huelguistas.
3 de agosto. Carranza cumplía la Ley Marcial de enero de 1862. Da comienzo el procesamiento de los huelguistas.
11 de agosto. Se inicia el Primer Consejo de Guerra contra los huelguistas aprehendidos. Son absueltos del delito de rebelión.
26 de agosto. Se inicia el Segundo Consejo de Guerra, siendo condenado a muerte Ernesto Velasco. Suspendida la sentencia, es liberado en 1918, un año y medio después de su encarcelamiento.
28 de septiembre. Carranza expide un decreto según el cual todos los salarios deberán ser pagados en oro nacional.
22 de mayo. La huelga de los trabajadores de la capital se manifestó en demandas de que los salarios fueran pagados en base de oro nacional.
31 de julio. Huelga general de obreros en el Distrito Federal por el pago de salarios en oro. Convocada por la Confederación General de Sindicatos del D. F. Se interrumpe el suministro de energía eléctrica.
31 de julio. Ese día fueron arrestados Ernesto Velasco y José Barragán Hernández entre otros. Con este hecho desaparece la Casa del Obrero Mundial. A medio día se reanudaron parcialmente las labores.
10 de agosto. Venustiano Carranza promulgó la Ley Marcial contra los huelguistas. Estos se entrevistan con Carranza y no se resuelve nada.
2 de agosto. La Casa del Obrero Mundial es clausurada por el Gobierno. Se reanudan todos los servicios públicos entre ellos los tranvías eléctricos, el alumbrado, agua, etc. Posteriormente, Carranza decretó el canje de billetes antiguos por papel infalsificable que era una de las peticiones de los huelguistas.
3 de agosto. Carranza cumplía la Ley Marcial de enero de 1862. Da comienzo el procesamiento de los huelguistas.
11 de agosto. Se inicia el Primer Consejo de Guerra contra los huelguistas aprehendidos. Son absueltos del delito de rebelión.
26 de agosto. Se inicia el Segundo Consejo de Guerra, siendo condenado a muerte Ernesto Velasco. Suspendida la sentencia. es liberado en 1918, un año y medio después de su encarcelamiento.
28 de septiembre. Carranza expide un decreto según el cual todos los salarios deberán ser pagados en oro nacional.
lº de diciembre. Apertura del Congreso Constituyente de la República Mexicana.


1917
5 de febrero. Promulgación de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos.
15 de febrero. Se funda el Partido Socialista Obrero dirigido por Luis N. Morones, J. Barragán Hernández, Enrique H. Arce y otros.
1° de mayo. Venustiano Carranza toma posesión como Presidente de la República.
13 de octubre. Se inaugura el Segundo Congreso Obrero Nacional de Tampico, Tamaulipas.


1918
18 de febrero. Quedó en libertad el líder electricista Ernesto Velasco.
22 de marzo. La legislatura del Estado de Coahuila lanza un decreto autorizando al gobernador Gustavo Espinoza Mireles que organice un Congreso Obrero Nacional en Saltillo.
lº de mayo. Se inicia el Congreso Obrero en la ciudad de Saltillo, Coahuila.
12 de mayo. En dicho Congreso se crea la Confederación Regional Obrera Mexicana, con Luis N. Morones como primer Secretario General. Así, la Casa del Obrero Mundial desaparece definitivamente de la actividad laboral.


Origen anarquista de la Casa del Obrero Mundial
Introducción


El periodo durante el cual la Casa del Obrero Mundial ejerce su influencia sobre el proletariado mexicano representa, a su vez, la fase de formación política, ideológica y sindical de éste. Asimismo, es en el curso de esta etapa donde se generarán las condiciones que más tarde permitirán al Estado asimilar a su política la dinámica del movimiento obrero organizado. De 1912, año en que se funda la Casa del Obrero Mundial, a 1918, con el nacimiento de la Confederación Regional Obrera de México, una complejidad de factores imposibilitarán que el movimiento obrero logre organizarse sólidamente y promueva al mismo tiempo las condiciones de su independencia frente al Estado. Es, pues, en esta etapa en donde la clase trabajadora decide en gran medida su vinculación política e ideológica con el gobierno surgido de la revolución.



Fundada en un momento de efervescencia revolucionaria, la Casa del Obrero Mundial participará como un factor de disidencia o de apoyo frente a las diferentes facciones en pugna durante el conflicto armado iniciado en 1910. Primeramente frente al maderismo y posteriormente ante los gobiernos que se sucederán hasta 1916, adoptará actitudes diferentes, casi siempre ambiguas y no pocas veces contradictorias. Con todo, la fragilidad política que la Casa del Obrero Mundial manifiesta en este periodo hay que buscarla en la composición interna de la misma y en la filiación ideológica de sus integrantes, muchos de los cuales se consideraban así mismos como anarquistas, como socialistas o sencillamente como humanistas revolucionarios. Durante los años que la Casa del Obrero Mundial sobrevive a la contienda armada, las contradicciones entre estas distintas tendencias ideológicas aflorarán de manera palpable debido a sus simpatías por una u otra facción, pero también por la manera de concebir cada una de ellas el tipo de organización que debería adoptar la clase trabajadora. De esta manera, la trayectoria de la Casa del Obrero Mundial puede considerarse en base a un proceso de subordinación de unas tendencias por otras en el seno de la misma, tanto por las formas de lucha que adoptarán, como por los vínculos que llegarán a establecer con el Estado. De aquí que para definir el carácter de esta composición interna se haga imprescindible esclarecer, por una parte, la contextura ideológica de los grupos que confluyeron en su integración, y por otra, las características de los sectores del proletariado que se vieron atraídos por las doctrinas que pregonaban. Sin embargo, consideramos que tanto los grupos que influyeron ideológicamente en el movimiento obrero, como los sectores del proletariado que se asimilaron a éste, fueron la respuesta a la situación que había vivido el país durante los últimos treinta años, tanto en lo económico, en lo político, como en lo ideológico. De ahí que se haga necesario elaborar algunas consideraciones adecuadas a propósito de este periodo.

De igual manera, es necesario tener en cuenta que las diferentes corrientes anarquistas, anarcosindicalistas o simplemente sindicalistas revolucionarias que se manifestaron en el seno de la Casa del Obrero Mundial tienen sus antecedentes inmediatos en las luchas que llevó acabo la clase trabajadora por crear sus propias organizaciones durante los últimos años de la dictadura porfirista, en la tarea de organización efectuada sin descanso por el Partido Liberal Mexicano, y en la actividad de tipo sindical de los anarquistas extranjeros que llegaron a México durante este periodo.



Situación de la clase obrera para 1912

Para 1912, las organizaciones a través de las cuales se manifestaba la clase trabajadora no habían encontrado aún su expresión más adecuada. Las causas que habían impedido que esto se llevara a cabo eran numerosas y de igual manera complejas. El conflicto armado, iniciado dos años antes por Francisco I. Madero, había tomado por sorpresa a amplios sectores del proletariado, el cual, para esas fechas, no tenía una idea clara de cuáles deberían de ser las formas de organización a seguir, pues sólo hasta 1909 habían comenzado a crearse algunas uniones que se diferenciaban en poco de las tradicionales sociedades de ayuda mutua que desempeñaran tan importante papel durante la segunda mitad del siglo XIX; sin embargo, dentro de estas uniones se encontraban ya militantes que posteriormente influirían con su doctrina en la accidentada actuación de la Casa del Obrero Mundial, como es el caso de Luis Méndez, organizador de la Unión de Operarios Sastres y de la Unión de Canteros Mexicanos, y uno de los más claros exponentes del anarcosindicalismo durante este periodo.

El rápido derrumbe de la dictadura y el ascenso al poder de una nueva forma de gobierno, planteaban a su vez nuevos tipos de organización tanto en lo económico como en lo político y lo jurídico. De igual manera, era de esperarse que la política del nuevo régimen respecto a la clase trabajadora diera un giro radical en apoyo de los sectores más explotados; pero, al no llevarse a la práctica las reformas esperadas, los trabajadores se vieron imposibilitados para presionar de manera efectiva al gobierno y obligarlo a que adoptara medidas que redundaran en su favor, pues no contaban con instrumentos adecuados para hacerlo. En otras palabras, la clase obrera no poseía a estas alturas una organización que le sirviera de vehículo para canalizar sus demandas y capaz de adoptar posiciones de fuerza ante el Estado a fin de que éstas llegaran a ser efectivas. Esto se debía en gran medida a que el obrero mexicano no poseía un conocimiento apropiado de las luchas sociales que se sucedían en otros países, así como tampoco de las nuevas y más combativas formas de organización de que se valían los trabajadores de esas latitudes para defender sus derechos. Por el contrario, se resistía incluso a aceptar formas que se diferenciaran de aquellas en torno a las cuales tradicionalmente se había reunido. Tanto es así, que aún para 1915 había numerosos grupos dentro de las filas revolucionarias que se declaraban abiertamente en contra de todo aquello que rebasara los marcos del cooperativismo o de las sociedades de ayuda mutua(1).

De tal manera, para 1911, el término sindicalismo era, si no completamente desconocido, sí visto con marcada desconfianza por amplios sectores del proletariado,

(2) pero particularmente por el mismo Madero y los grupos que le eran adeptos, muchos de los cuales no habían perdido sus vínculos con la burguesía porfirista.

Con todo, a raíz del triunfo maderista, el movimiento obrero cobró inusitada vitalidad a pesar de que continuaron en vigor las disposiciones antiobreristas del código penal que proscribían la huelga y la coalición, además de que la asociación profesional no estaba prohibida pero tampoco aceptada (3).


Una epidemia de huelgas hizo presa del Distrito Federal, Puebla, Tlaxcala y otros Estados, las que sin embargo eran de carácter muy localizado y no se hallaban vinculadas a un centro motor común. Ante esta situación, el presidente Madero creó, con fecha 11 de diciembre de 1911, la Oficina del Trabajo que cumpliría con el cometido de mediar en las controversias obrero-patronales. Con esta medida, logró amortiguar en cierto modo el empuje creciente de los trabajadores, debido en parte al carácter limitado de sus demandas y a la dispersión de sus esfuerzos.

Sin embargo, las limitaciones que puso de manifiesto la clase trabajadora de la época no hay que buscarlas en su escasa cultura sindical, sino en las condiciones reales de su existencia, las cuales le cerraban las fronteras para adquirir los conocimientos que le permitieran consolidar su unidad en base a objetivos específicos. El rígido control ejercido por la dictadura porfirista a la largo de treinta años, había repercutido profundamente en la conciencia del obrero. Por una parte, no solamente le habían impedido organizarse y defender su derechos, sino que también le habían creado una visión estrecha respecto a sus propias posibilidades como fuerza social. La estabilidad económica y política bajo la cual había vivido el país durante el último cuarto de siglo, había generado a su vez una estabilidad de tipo ideológico, permeabilizando las diferentes organizaciones de los trabajadores y creándoles una conciencia subordinada a los intereses de la clase dominante. Esto se reflejó de manera palpable en el reflujo de movimientos de signo laboral, entre 1875 y 1900, siendo hasta el final de la dictadura porfirista cuando comenzaron a aflorar nuevamente intentos de reorganización, las más de las veces reprimidos violentamente.

A grosso modo, tanto la etapa en la que el movimiento obrero se deteriora a partir de la década de los setentas como sus posteriores intentos de reorganización durante los últimos diez años del porfiriato hasta culminar con la fundación de la Casa del Obrero Mundial, se hallan fuertemente enraizados en las variaciones económicas por las que atravesó el país durante este periodo, así como en la capacidad ideológica de la dictadura para atraerse o mediatizar a las organizaciones que representaban los intereses de la clase trabajadora. Así, por ejemplo, el lenguaje utilizado por los voceros obreros durante este periodo de consolidación ideológica del régimen porfirista era, paradójicamente, el más apropiado para la continuidad del mismo. No es, pues, sorprendente que algunos periódicos de la época dedicados exclusivamente a la defensa y propaganda del Mutualismo en la República Mexicana, se propusieran objetivos tales como el de instruir a los trabajadores y presentarles un medio para que puedan encontrar trabajo, cuando por una de tantas eventualidades de la vida se encuentren sin él, pues en nuestras columnas publicaremos todas las solicitudes que nos lleguen, tanto de dueños de establecimientos fabriles industriales solicitando operarios, como operarios solicitando trabajo(4).

Propósitos, por cierto, muy alejados de los perseguidos apenas década y media atrás por otros periódicos obreros, tales como La Internacional, el cual, siguiendo un programa internacionalista, se consideraba consagrado exclusivamente a la propaganda teórico práctica del socialismo para la defensa de los pueblos, redención de la clase obrera y proletaria, emancipación de la mujer y organización agricola-industrial de la República(5).

Estas dos formas de sentirse vinculados con los trabajadores no eran sino dos posturas frente al desarrollo mismo del Capital, de sus poseedores y de las formas que éstos empleaban para su explotación; pero significan también el grado de control que para estas alturas ejercía ya el porfirismo sobre las clases oprimidas, no solamente en lo económico. sino también en lo político e ideológico. Esto se debía en gran medida a que aquellos que se hacían escuchar como voceros de los trabajadores gozaban en realidad de las prerrogativas que la prosperidad y paz porfiristas les permitía. pues no se les podía considerar bajo las mismas condiciones en que se hallaba la gran masa de trabajadores. Esto no deja de lado que, al mismo tiempo que el régimen se consolidaba, la clase trabajadora también mantuviera su espíritu de lucha y transmitiera a través de sus impresiones periódicas la idea de la emancipación que había manifestado en sus momentos más combativos.

El lapso que va de 1870 a 1910 está caracterizado por varios factores que propiciaron un relativo progreso del país durante los primeros veinte años y una marcada declinación en los restantes. Al respecto, el inicial auge económico tuvo como base la creciente promoción de la inversión extranjera en la agricultura y en las industrias de la minería, de la energía eléctrica y de comunicaciones, todo lo cual dio por resultado rápidas tasas de crecimiento para el sector monetario, propiciando la primera gran integración de los mercados nacionales, un gran mejoramiento en el transporte y en las comunicaciones internas (6).

La administración porfirista siguió el patrón de una economía de exportación que dependía básicamente de la explotación acelerada de los recursos naturales sustentada en la utilización de una mano de obra barata, así como en tecnología y Capital extranjeros con objeto de aumentar la producción destinada a los mercados de ultramar. Vinculada hacia el exterior de manera preponderante, el incremento de la producción únicamente se dinamizaba en enclaves específicos de la economía, elevando la prosperidad a ciertas porciones de la sociedad y dejando a buena parte de la población al margen del desarrollo. Es así como este relativo progreso posibilitó la formación de una pequeña y mediana burguesía que a diferencia de la burguesía tradicional se caracterizaba por sus renovados bríos por continuar con una situación bonancible, para lo cual se hacía imprescindible la transformación de los mecanismos que tradicionalmente habían propiciado el desarrollo. Contrariamente a estos deseos, la administración porfirista se mantenía reacia a efectuar cambios de importancia en este sentido. Más bien su política económica apuntaba a favorecer mayormente la inversión extranjera que la de los capitalistas nacionales. La dinámica que siguió la inversión foránea en los diferentes sectores de la producción y la prácticamente nula participación de la burguesía nacional en ella se pone de manifiesto en las estadísticas al respecto. Así, al término de la dictadura porfirlsta, las mayores industrias extractivas estaban exclusivamente bajo el control de capitales extranjeros; las instalaciones de energía eléctrica, de servicios y de ferrocarriles no escapaban tampoco a esa situación; por su parte, la banca estaba controlada en un 94% por extranjeros, y solamente en la industria textil el Capital nacional participaba en un 20%; únicamente en sectores tradicionales, tales como el artesanal y la agricultura era en donde el Capital nacional participaba en porcentajes mayoritarios. Esto nos permite apreciar el tipo de obstáculos a los que se enfrentaba una burguesía en ascenso para su pleno desarrollo como tal y, por otro lado, el por qué de la creciente inconformidad que ésta manifestó respecto a las formas de administrar la economía del país.

Por otra parte, el auge económico había provocado a su vez un rápido crecimiento de la población. Tanto es así, que para 1900 había en México 13.6 millones de habitantes, o sea, el doble a la cifra correspondiente a cien años antes, debiéndose más de la mitad de ese aumento al último cuarto de siglo. Como la tasa de crecimiento continuó incrementándose hasta finales de siglo, sobrevino un desequilibrio entre la oferta de mano de obra y su demanda. El estancamiento de la producción en algunos sectores -marcadamente en el de la agricultura- y la introducción de maquinaria en otras -como en el caso de la manufactura- trajo como secuela la incapacidad del sistema para absorber la fuerza de trabajo excedente. Esto se reflejó palpablemente en las variaciones que sufrieron las cifras al respecto a lo largo de este periodo. Es así como podemos ver que para 1900 la población activa ascendía a 4.3 millones, de la cual 803 mil participaban en el sector industrial, en tanto que para 1910, al aumentar la población activa a apenas 5.6 millones, la empleada en la industria, se mantenía en los mismos 803 mil, esto a pesar de que la población total del país en el mismo lapso se había incrementado en un millón y medio.

A este incremento global hay que agregar la masa de trabajadores no calificados que comenzaba a quedar disponible como resultado de la consolidación de la tierra y el número de artesanos desplazados a causa de la introducción de maquinaria en la manufactura. Así, de 1895 a 1900 el número de trabajadores empleados en la industria textil en México descendió en 8,000 y de 1900 a 1910 en 12,000 más, lo cual nos hace ver el grado de marginalización de amplias capas del proletariado.

Debido a esto, se generó también un desplazamiento de la mano de obra hacia otras latitudes donde podía ser captada. Es así como el aumento de la emigración de mexicanos hacia los Estados Unidos después de 1900 demuestra que el crecimiento económico durante la última parte del porfiriato vino a ser cada vez menos capaz de absorber las tasas de crecimiento de la fuerza de trabajo (7).

Es así, pues, que como resultado de este desarrollo desigual se fue consolidando bajo intereses comunes una nueva y ambiciosa burguesía nacional inconforme por la forma como el gobierno administraba la economía del país. Pero, paralelamente a ésta, fue cobrando forma una masa social integrada fundamentalmente por un proletariado depauperizado y por un campesinado desplazado, descontentos ambos con el grado de miseria y de opresión que se veían obligados a soportar y dispuestos a convertirse en tierra fértil de posibles conflictos sociales en el momento en que las circunstancias lo ameritaran. Si bien, entre estos dos conglomerados sociales -pequeña burguesía, por un lado y proletariado y campesinado por el otro- existían más motivos para verse con desconfianza que para tratarse como aliados, el resentimiento común respecto al régimen porfirista los llevaría posteriormente a crear frágiles alianzas entre sí, a pesar de que dicho descontento respondía a intereses muy diferentes. Por su parte, esta inconformidad cada uno la manifestaría a su manera.

Si bien durante la etapa porfirista la clase trabajadora no contó con organizaciones capaces de unificarla en un bloque común, la lucha entre la fuerza de trabajo y el Capital no desapareció por completo. Al contrario, esta pugna se mantuvo latente, manifestándose en una gran cantidad de movimientos de huelga, pues de éstas se registraron a través del periodo porfirista unos 250. Sin embargo, los porcentajes en que se presentaron y las causas que las propiciaron, así también como los medios utilizados para darles solución, son un indicio de la fuerza de los trabajadores en sus enfrentamientos con el Capital, así como de la capacidad del régimen para dirimir los conflictos de signo laboral. De tal manera, del total de estas huelgas, el mayor número tuvieron lugar en 1881, 1884,1889, 1890,1891 y en 1895, y posteriormente, ya en la primera década de este siglo, entre 1905 y 1907 se percibe un repentino auge -pues tan sólo en 1907 se presentaron 25-, registrándose entre éstas la de Cananea y la de Río Blanco, que serían reprimidas sangrientamente (8).

Del total de estos movimientos de huelga, la gran mayoría afectaron a la industria textil, a los ferrocarriles y a la industria cigarrera. Independientemente de su magnitud y naturaleza, casi la mitad se llevaron a efecto en el Distrito Federal y un gran porcentaje en los alrededores de éste y en los Estados de Veracruz y Puebla (9).

Por otra parte, las causas que originaron éstas eran de naturaleza muy variada.

Casi la mitad de las huelgas se debió a la disminución del salario de los obreros, y a las infructuosas peticiones de su aumento; en menor grado, a que no se pagaba a los trabajadores, o se hacía con vales o moneda de níquel. Los maltratos, que en algunos casos llegaban a los golpes, figuran en segundo término entre las causas de los conflictos; después, el aumento de la jornada de trabajo; el cese de operarios; la oposición a nuevos administradores y reglamentos; la lucha contra el trabajo dominical y el nocturno; la limitación de las entradas y salidas a las fábricas; el sistema de multas y de castigos en general empleados en ellas. En los últimos años aumentaron por oposición a los privilegios concedidos a los trabajadores extranjeros (cerca de una docena tuvieron esta causa), o por la oposición de las asociaciones obreras al ingreso de trabajadores no pertenecientes a ellas, o por la pretensión de que éstos les pagaran cuotas obligatoriamente. Algunas se debieron a la decisión de los patrones de emplear maquinaria moderna en la industria cigarrera; otras estallaron porque se prohibía a los trabajadores que rindieran culto a la diosa Xóchitl en el interior de los centros de trabajo. o porque se les exigía que se presentaran limpios (10).

La trayectoria que siguen estos conflictos, por su carácter, proporciones y consecuencias, pueden considerarse en base a dos periodos, aunque esto no quiera decir que sean determinantes. El primero de ellos sería aquel en donde estos conflictos revisten un carácter de tipo económico muy limitado o de otra factura no política; en cambio, el segundo estaría representado por aquel en donde los movimientos de huelga -si no todos, sí los más importantes- comienzan a adquirir relieves de índole política y en donde, por la forma organizada que revisten, se requiere una mayor represión para ponerles fin.

El hecho de que estos conflictos se incrementen y continúen por una vía menos estrecha, apuntando hacia enfrentamientos más directos con la dictadura, se deriva en gran parte a que en el seno del proletariado habían comenzado a actuar grupos radicales, los que con su actividad doctrinaria sembraron una simiente ideológica que proliferaría entre la clase; además, la dictadura no contaba ya para esas alturas con la misma consistencia política e ideológica que le permitiera someter a su férula la dinámica del movimiento. La realidad rebasaba ya los límites de su capacidad para hacerlo.

No obstante, este proceso no lo seguiría la clase trabajadora por sí sola. En su camino entablaría relación con fracciones de la pequeña burguesía ilustrada, representada en esta lucha, después de 1900, por los integrantes de los primeros clubes liberales, y después de 1905 por el Partido Liberal Mexicano, encabezado por Ricardo Flores Magón. Serán los miembros de este partido quienes de 1905 a 1911, mantendrán una intensa campaña político-militar en contra de la dictadura porfirista, difundiendo, principalmente a través del periódico Regeneración, su doctrina anarquista. Asimismo, a partir de 1900 arribarán a México numerosos anarquistas extranjeros, la mayoría de ellos provenientes de España, quienes, herederos de una larga e intensa trayectoria del proletariado de sus respectivos países, incidirán profundamente en la formación de las primeras agrupaciones obreras en México.



Los anarquistas del Partido Liberal Mexicano

La profunda inconformidad que se había acumulado en el seno de la pequeña y mediana burguesía hacia finales del siglo XIX se puso de manifiesto para 1900 al fundarse a iniciativa de Camilo Arriaga, el Club Liberal Ponciano Arriaga, que a su vez promovería la formación de numerosos clubes en otras ciudades del país, en tomo a los cuales se reuniría un conglomerado de intelectuales de factura humanista. Con todo, las posturas de estos centros no iban más allá de un acérrimo anticlericalismo y de tibias críticas al régimen por su política en contra de la libertad de expresión. Sin embargo, después del Primer Congreso Liberal efectuado en 1901, una fracción de liberales se radicalizará debido en parte a la represión con que la dictadura intentó eliminar estos clubes y en parte también porque éstos veían la necesidad de vincularse más a fondo con las clases desposeídas. Es así como esta tendencia radical, integrada por Ricardo y Enrique Flores Magón, Librado Rivera, Antonio I. Villarreal, Rosalío Bustamante, Juan y Manuel Sarabia, fundarán en 1905, en Saint Louis, Missouri, la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, iniciando una intensa labor de propaganda entre los trabajadores mexicanos, propaganda que poco a poco irá adquiriendo tintes de carácter anarquista, influenciados principalmente por las obras de Kropotkin como La conquista del pan, Fábricas, campos y talleres; de Proudhon, ¿Qué es la propiedad?; y las de Carlos Malato y Max Nettlau. Inicialmente difundirán la necesidad de luchar contra el despotismo de la dictadura y posteriormente en contra de la Propiedad. el Capital y el Clero, cosa que pensaban no se podría hacer más que a través de la violencia. A pesar de las persecuciones en contra de los magonistas, éstos realizarán denodados esfuerzos por organizar importantes sectores del proletariado. Es así como la actividad realizada en el transcurso de 1904 y 1905 culminará con las huelgas de Cananea, en 1906, y la de Río Blanco a principios de 1907, así como en dos fracasados intentos de insurrección armada, el primero en 1906 y el segundo en 1908.

Como resultado de estos acontecimientos, el Partido Liberal Mexicano resintió pronto la dura represión de la dictadura y el progresivo aislamiento a que fue sometido por los liberales moderados, pues con su radicalismo anarquista el magonismo iba mucho más allá de los propósitos de éstos, Con todo, la preocupación del Partido Liberal Mexicano por la clase trabajadora quedará plasmada en el manifiesto del 1° de julio de 1906, emitido en Saint Louis, Missouri, por la Junta Organizadora en el exilio, el cual en sus incisos centrales proponía importantes reformas en beneficio de los trabajadores. Así, por ejemplo, en el apartado titulado Capital y Trabajo se exigía, entre otras cosas, que se estableciera un máximo de ocho horas de trabajo y un salario mínimo en proporción a la carestía de la vida por regiones; la prohibición del empleo de niños menores de 14 años; la obligación de los patrones a pagar indemnizaciones por accidentes de trabajo; la obligación de todas las empresas o negociaciones a no ocupar entre sus empleados y trabajadores sino una minoría de extranjeros; no permitir en ningún caso que trabajos de la misma clase se pagaran peor al mexicano que al extranjero en el mismo establecimiento, o que a los mexicanos se les pagara en otra forma que a los extranjeros, etc.

Algunas de las reformas laborales delineadas en este programa serían cumplidas durante el curso de la revolución, o al menos serían causa de encendidas polémicas. Esto se debió en parte a que un sector de la clase trabajadora que tomó parte en el conflicto armado de 1910 se haría eco de ellas a lo largo de la contienda; una razón de esto pudo ser el hecho de que antes de elaborar el programa, el Partido Liberal solicitó a sus partidarios diseminados en el país que expusieran ante la Junta las condiciones de trabajo a las que se enfrentaban, por lo cual en él se expresan los intereses reales del proletariado. Hay que tener en cuenta también que para esas fechas -mediados de 1906- Regeneración contaba con cerca de veinte mil suscriptores, sin dejar de lado que cada ejemplar circulaba de mano en mano, convirtiéndose así en un auténtico medio de difusión del partido.

Después de la fracasada insurrección de 1908, el Partido Liberal Mexicano pasaría por un periodo de progresiva desintegración, ya que la policía porfirista había desmantelado la mayoría de los grupos magonistas, apresando a miles de partidarios y asesinando a buen número de ellos, deteriorando así su estructura de cuadros sobre la cual se sustentaba (11).

Para estas fechas, la mayoría de los integrantes del Partido Liberal había decidido inclinarse definitivamente hacia el anarquismo, debido a lo cual surgieron fuertes contradicciones frente a otras posiciones menos radicales. Respecto a estas diferencias la carta enviada por Ricardo Flores Magón a su hermano Enrique y a Práxedis Guerrero la víspera de la rebelión de 1908 es bastante esclarecedora. De su contenido se desprende que estas diferencias respondían a dos formas de concebir la lucha y a dos maneras de considerar el tipo de sociedad que surgiría una vez destruido el capitalismo. El anarquismo había sido asimilado por un grupo mayoritario de la Junta, radicalizándolo, en tanto que otro, encabezado por Antonio I. Villarreal, mantenía posiciones más moderadas, y consideraba que antes que nada era necesario el derrocamiento de la dictadura. En esta carta Ricardo llegaba a afirmar incluso que ningún partido liberal en el mundo tiene las tendencias anticapitalistas del que está próximo a revolucionar en México; observaba también que si hasta ese momento no habían hablado abiertamente de su ideología anarquista se debía tan sólo a una cuestión de táctica (12).

Debido a estas contradicciones internas, así como el surgimiento de una tendencia menos radical encabezada por Francisco I. Madero, el Partido Liberal perdería su empuje inicial ante las masas laborales. No obstante esto, continuará difundiendo sus ideas libertarias a través de Regeneración y de otros periódicos, tales como Revolución que estaba a cargo de Práxedis Guerrero, un convencido anarquista que se había incorporado hacia 1907 a las filas magonistas. Como Ricardo Flores Magón había caído preso en agosto de 1907, junto con Antonio I. Villarreal y Librado Rivera, permaneciendo en la cárcel del Condado de Los Ángeles y después en la prisión de McNeil Island hasta agosto de 1910, otros miembros del Partido se hicieron cargo de imprimir y difundir la propaganda anarquista. Una vez libre, Ricardo iniciaría los preparativos de un nuevo levantamiento armado, del que consideraba los trabajadores serían la columna vertebral.

Y váis a ser vosotros, obreros, la fuerza de esa revolución. Van a ser vuestros brazos los que empuñen el fusil reivindicador (13).

A partir de este momento, la propaganda magonista se verá encauzada primordialmente a crear conciencia en los trabajadores a propósito de cuál será el papel que deberán desempeñar una vez iniciada la Revolución.

Y ya que la revolución tiene que estallar -afirmaba-, sin que nadie ni nada pueda contenerla, bueno es, obreros. que saquéis de ese gran movimiento popular todas las ventajas que trae en su seno y que serían para la burguesía. si, inconscientes de vuestros derechos como clase productora de la riqueza social, figuraréis en la contienda simplemente como máquina de matar y de destruir, pero sin llevar en vuestros cerebros la idea clara y precisa de vuestra emancipación y engrandecimiento sociales (14).

Ya aquí Ricardo Flores Magón se mostraba seguro del derrocamiento de la dictadura, pues conocía cuán profundo era el descontento de las masas, y tenía al mismo tiempo una ciega confianza en la capacidad revolucionaria de éstas. Pero era en los obreros particularmente en quienes veía el motor que pondría en marcha la revolución. Al mismo tiempo, consideraba que la facción que se hacía pasar como representante de ese gran conglomerado de explotados perseguía intereses ajenos a éstos, por lo que, luego de exponerle a la clase trabajadora las condiciones de su opresión, le advertía de los peligros que podría acarrear el no tomar conciencia de sus objetivos como clase.

Tened en cuenta, obreros, que sóis los únicos productores de la riqueza. Casas, palacios, ferrocarriles, barcos, fábricas, campos cultivados, todo, absolutamente todo está hecho por vuestras manos creadoras y, sin embargo, de todo carecéis. Tejéis las telas, y andáis casi desnudos; cosecháis el grano, y apenas tenéis un miserable mendrugo que llevar a la familia; edificáis casas y palacios, y habitáis covachas y desvanes; los metales que arrancáis de la tierra sólo sirven para hacer más poderosos a vuestros amos, y, por lo mismo, más pesada y más dura vuestra condena. Mientras más producís, más pobres sóis y menos libres, por la sencilla razón de que hacéis a vuestros señores más ricos y más libres, porque la libertad política sólo aprovecha a los ricos. Así pues, si váis a la revolución con el propósito de derribar el despotismo de Porfirio Díaz, cosa que lograréis indudablemente, porque el triunfo es seguro, si os va bien después del triunfo, obtendréis un gobierno que ponga en vigor la Constitución de 1857, y, con el habréis adquirido, al menos por escrito, vuestra libertad política; pero en la práctica seguiréis siendo tan esclavos como hoy, y como hoy sólo tendréis un derecho: el de reventar de miseria (15).

Como fecha del nuevo levantamiento Ricardo Flores Magón había señalado el 16 de septiembre de 1910, pero al enterarse a través de José Ma. Maytorena de que la fecha que Madero había señalado por su parte para iniciar la revolución sería para el 20 de noviembre del mismo año, decidió posponer para entonces la suya, teniendo en cuenta que más valía que Díaz peleara contra dos frentes que contra uno solo (16). Sin embargo, el aviso de esta posposición no llegó a todos los grupos magonistas, por lo que muchos iniciaron las hostilidades en la fecha prevista. Es por esta razón que importantes acciones armadas llevadas a cabo por el Partido Liberal -consideradas equivocadamente como maderistas- se inicien a partir de septiembre por todo el país. A principios de octubre, Santanón inicia la revuelta magonista en el Estado de Veracruz; en noviembre Casas Grandes, Chih., es tomada por un destacamento liberal al mando de Práxedis Guerrero, quien morirá en la batalla de Janos, Chih., el 30 de diciembre del mismo año; el 29 de enero de 1911, otro destacamento del Partido Liberal toma Mexicali, Baja California, el 11 de febrero las tropas de Prisciliano Silva toman Guadalupe. Chih.

Un año después, el 23 de septiembre de 1911, el Partido Liberal lanzará un nuevo manifiesto a la clase trabajadora exponiendo un programa político más radical que el de 1906. En él declara la guerra al Capital, la Autoridad y el Clero y retoma el lema anarquista de la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos, aserto que había sido sostenido por el marxismo, pero que a partir de la I Internacional fue adoptado por el anarquismo, principalmente por Bakunin. Pero, si bien el marxismo había establecido esta tesis, era bajo el presupuesto de que dicha emancipación sólo podría lograrse en base a la creación de una organización revolucionaria integrada por el proletariado, en tanto que el anarquismo lo interpretaba a su manera, considerando que esa emancipación podía lograrse solamente en el enfrentamiento de los trabajadores con los patrones, es decir, del trabajo con el Capital. De este postulado se derivarán las tácticas del anarcosindicalismo que consideraba la huelga general como el nivel avanzado de la lucha del proletariado.

Este será el último intento importante del Partido Liberal por influir entre la clase trabajadora y en el proceso revolucionario que se estaba viviendo en el país. Poco después, el 16 de septiembre de 1912 -a sólo seis días de que se fundara la Casa del Obrero Munidal- Ricardo Flores Magón, Librado Rivera, dos de los principales ideólogos del Partido y Anselmo L. Figueroa, sufrirán una más de sus frecuentes prisiones, quedando a partir de este momento prácticamente desmembrado el movimiento magonista.

Sin embargo, ya con anterioridad el Partido Liberal había sufrido una intensa descomposición interna, desplazando a algunos de sus dirigentes importantes. Ello se debía a que algunos de sus integrantes no habían roto definitivamente con las tendencias antiporfirisias más moderadas, por lo que tarde o temprano habrían de chocar con la cada vez más radicalizada ideología de Ricardo Flores Magón. Es el caso de Antonio I. Villarreal, uno de los más activos miembros de la Junta Organizadora desde 1906, así como de Lázaro Gutiérrez de Lara, fundador del Club Liberal de Cananea en 1906. Al reiniciar la publicación de Regeneración en septiembre de 1910, se advierte en Villarreal y Lázaro Gutiérrez de Lara una inclinación a favor de la American Federation of Labor, antagonista de la Industrial Workers of the World, de factura anarquista y con la cual siempre había sostenido Ricardo una estrecha colaboración. Debido a esto, Villarreal y de Lara no tardaron en ser desplazados del partido, arrastrando tras de sí a otros colaboradores del mismo. Con todo, esta tendencia, considerada como la moderada del Partido Liberal, posteriormente, ya con Madero como presidente, al ver que no se llevaban a la práctica las reformas prometidas, chocarían a su vez con el maderismo, formando durante el proceso revolucionario lo que podría considerarse su ala izquierda. A través de estos liberales moderados llegará importante influencia a la Casa del Obrero Mundial. Villarreal se adheriría al Plan de San Luis Potosí, plataforma política del maderismo. Bajo este nuevo derrotero político, Villarreal -quien flameaba de entusiasmo por un campesinaje redimido y un obrerismo igualmente de amplios fustes y quien fue de los primeros mexicanos que hablaron de sindicalismo (17), intervendrá en la fundación de algunas uniones obreras. Organiza, así, la Confederación Nacional de Trabajadores, exponiendo en sus bases constitutivas los objetivos del sindicalismo y proponiendo la huelga, el boicot v el sabotaje para lograr el respeto a los trabajadores (18).

El mismo día, 10 de julio de 1911, en la ciudad de Zacatecas, Lázaro Gutiérrez de Lara, junto con el cubano Pablo Casals y el tipógrafo Julio Cadena constituyeron el Comité Organizador de la Confederación Nacional de Trabajadores, Sucursal 1 (19).

Transformado en aliado del maderismo, Villarreal creará al lado de Juan Sarabia -quien había permanecido en San Juan de Ulúa de 1906 a 1911- una Junta Reorganizadora del Partido Liberal Mexicano, impugnando así a la encabezada por Ricardo Flores Magón. Durante la segunda mitad de 1911 realizan una campaña de propaganda y el 26 de noviembre del mismo año, durante su quinta asamblea efectuada en el Teatro Principal, presentan un programa en favor de los obreros por el que velará el Partido Liberal, reformados los puntos centrales del manifiesto de 1906. Por su parte, Lázaro Gutiérrez de Lara, que había participado en la elaboración de Revolución al lado de Praxedis Guerrero, se pasará de igual manera a las filas del maderismo, pero no dejaría de verse vinculado al movimiento obrero; es así como participará al lado de los anarquistas alemanes Pablo Zierold y Juan Humboldt en la fundación del Partido Socialista Obrero, uno de los antecedentes inmediatos de la Casa del Obrero Mundial. Otros magonistas, como Santiago R. de la Vega, -a quien Rosendo Salazar califica como expositor del sindicalismo revolucionario- pasaría a ser maestro de la Casa del Obrero Mundial e integrante de su Consejo Administrativo, influyendo en la adopción que ésta haría del anarcosindicalismo (20). Cándido Aguilar, antiguo militante del Partido Liberal Mexicano, en Torreón, convertido al Carrancismo, firmará el Pacto con los miembros de la Casa del Obrero Mundial en Veracruz el 17 de febrero de 1915; lo mismo ocurrirá con Esteban Baca Calderón. A través de estos liberales moderados, llegará importante influencia a la Casa del Obrero Mundial, como es el caso de Antonio Díaz Soto y Gama, quien posteriormente, al comentar su participación en la Convención de Aguascalientes al lado de Rafael Pérez Taylor y Luis Méndez, aceptará su formación anarquista.

Nos hallábamos saturados de lecturas e impresiones acerca de la revolución francesa y fuertemente impresionados también (...) por las doctrinas derivadas del concepto ácrata de Kropotkin, Reclus, Malato y demás teóricos del anarquismo. (21).

Si bien esta participación directa fue uno de los caminos a través de los que llegó la influencia magonista a ciertas capas del proletariado, la que reviste mayor importancia es la que incidió en él mediante la propaganda elaborada por Ricardo Flores Magón y sus más cercanos correligionarios.

Con todo, la literatura magonista adolecía de numerosas debilidades. Una de ellas, y quizás la más importante residía en el carácter de su doctrina misma. Centrada en la impugnación de los factores que consideraba eran los que procreaban la opresión del proletariado, nunca formuló una táctica concreta que permitiera a la clase trabajadora buscar su independencia ideológica y orgánica. lrreductiblemente encasillados en los postulados más radicales del anarquismo, los magonistas despreciaban la cuestión del poder político y consideraban necesaria únicamente la revolución social, entendida ésta como la expropiación directa y descentralizada de la propiedad y la destrucción del poder despótico, regional y nacional, olvidando que para la realización de este objetivo era imprescindible primero hacerse del poder político, para, así, iniciar los cambios buscados en la base económica. Profundamente influidos por las obras de Kropotkin sobre todo por Campos, fábricas y talleres, pensaban que la organización de la producción una vez cumplida la destrucción del capitalismo se haría sobre la base del espontaneismo.

Entended que hay que abolir el derecho de propiedad privada de la tierra y de las industrias para que todo: tierra, minas, fábricas, talleres, fundiciones, aguas, bosques, ferrocarriles, barcos, ganados, sean de propiedad colectiva, dando muerte de ese modo a la miseria, muerte al crimen, muerte a la prostitución ( ...) Los trabajadores por sí solos, sin amos, sin capataces, deben continuar moviendo las industrias de toda clase, y se concertarán entre sí los trabajadores de las diferentes industrias para organizar la producción y la distribución de las riquezas (22).

A pesar de su intensa labor de propaganda, no existen indicios relevantes que confirmen que para 1912 hubiera logrado incidir de manera sobresaliente entre la clase trabajadora. Ciertamente, se le consideraba como un luchador social de creencias irreductibles y se les admiraba en tal sentido, como lo confirman algunos militantes de la Casa del Obrero Mundial de aquel periodo, quienes consideraban incluso que la opinión que se tenía sobre él era casi idolátrica (23), pero se le dejaba en un segundo plano cuando se trataba de considerar la influencia que había ejercido sobre ellos, anteponiendo aquella que los anarquistas extranjeros habían traído consigo. Los líderes que trajeron el anarquismo a la Casa del Obrero Mundial fueron Eloy Armenta, Jacinto Huitrón, Luis Méndez, Felipe Sánchez Martínez. Otra gran influencia la daba Ricardo Flores Magón (24).

A pesar de que existiera una abierta simpatía por las ideas magonistas, no se resolvía en formas concretas de lucha, pues éstas formas nunca habían sido expuestas con la claridad y persistencia necesarias. El magonismo hacía hincapié en los cambios socioeconómicos radicales y en la necesidad de la violencia para obtenerlos, pero nunca se explicitaban los medios a través de los cuales se ejercería esa violencia.

Su forma de hacer política y sobre todo su concepción del papel y las tareas de un centro de dirección, tuvieron en esto una importante responsabilidad y en cierta medida fueron las cuestiones en las que confluyeron e hicieron crisis la debilidad política e ideológica de su pensamiento (25).

Posteriormente, el anarquismo se expresaría en el seno del movimiento obrero organizado, explícitamente en la Casa del Obrero Mundial, bajo la forma de anarcosindicalismo. Pero no se puede afirmar que éste se derivara directamente del anarquismo expuesto por Flores Magón, ya que nunca había hecho hincapié al respecto. En cuanto a esto, vale decir que no era solamente necesario hablar de anarcosindicalismo, sino señalar las tareas inmediatas a las cuales debería avocarse la clase trabajadora para llevar a su aplicación semejante instrumento de lucha. El hecho de que Ricardo Flores Magón no abundara en sus escritos a propósito de las tácticas e instrumentos de lucha que debería emplear el obrero en sus pugnas con los patrones, tiene quizás su razón de ser en las circunstancias que privaban sobre él. Alejado del campo donde se discernían los conflictos de la clase obrera, se mostraba mucho más interesado por mostrarle a ésta la falacia que escondía la revolución que se estaba viviendo en todo el país, que en proponerle los instrumentos adecuados para fortalecerse.

De cualquier manera, el anarquismo que exponía Flores Magón, trasladado a la fábrica, a los conflictos entre trabajo y Capital, entre obrero y patrón, se traducirían, a través de otros ideólogos, en una forma más concreta: el anarcosindicalismo.

Este llegará principalmente por conducto de los anarquistas extranjeros que para finales de la dictadura porfirista llevaban a cabo una intensa labor de proselitismo entre los obreros mexicanos. Sus esfuerzos estaban encaminados no exclusivamente a difundir sus ideas ácratas, sino también a desarrollar las organizaciones que le permitieran al proletariado alcanzar su emancipación. A ello se debe que para cuando se funda la Casa del Obrero Mundial, con fecha 22 de septiembre de 1912, ya con anterioridad se hubiera iniciado un proceso de formación de diferentes agrupaciones obreras. Así, por ejemplo, la Gran Liga de Sastres hizo su aparición en el campo de las luchas obreras desde 1909, teniendo al frente a Luis Méndez, un elemento que se destacaría posteriormente por su capacidad combativa y claridad de pensamiento; lo mismo ocurre con la Unión de Linotipistas Mexicanos, fundada ese mismo año. Pero será hasta el lapso comprendido entre 1911 y 1912 cuando, una vez iniciada la contienda revolucionaria, la clase trabajadora desarrolle más a fondo sus organizaciones. El 15 de mayo de 1911 se creará el Sindicato de Conductores de Carruajes y el 21 del mismo año la Confederación Tipográfica Mexicana, que posteriormente cambiará su denominación al de Confederación Nacional de Artes Gráficas; asimismo, hace también su aparición en la actividad sindical la Unión de Canteros Mexicanos. Paralelamente a esta labor sindical, se dará forma a centros y organismos de difusión ideológica. Como resultado de esta actividad, el 20 de agosto de 1911 se constituirá el Partido Socialista Obrero, a iniciativa de los alemanes Pablo Zierold y Juan Humboldt, el que actuará durante algún tiempo paralelamente al Partido Popular Obrero; posteriormente, como consecuencia de diferencias ideológicas, algunos integrantes del Partido Socialista Obrero se apartarán de éste para dar forma al Grupo Luz, de características claramente anarquistas.

Será de este grupo, así como de las organizaciones obreras mencionadas que se derivará posteriormente la Casa del Obrero Mundial.



Confederación de Tipógrafos Mexicanos

Es en esta confederación en donde se hallarán representados en su forma más acabada los ideales anarquistas. Será un anarquismo que se asemejaba al de Ricardo Flores Magón en su aspecto doctrinario, pero que se diferenciaba de él por su marcado pacifismo. Fundada por Amadeo Ferrés y José Segú, dos anarquistas llegados de España, desarrollarán una intensa actividad de tipo sindical, a pesar de que dicha Confederación inicialmente se había creado siguiendo postulados cooperativistas. Al mismo tiempo, era el primer intento serio por organizar a un sector de la clase obrera después de la caída del porfirismo. Herederos de una tradición que corría pareja a los momentos más álgidos del movimiento obrero durante el siglo anterior, se consideraban a sí mismos como la élite intelectual de la clase obrera. Al respecto, Alfonso López Aparicio caracteriza esta situación de la manera siguiente:

Dentro de las condiciones culturales del país y dado el atraso y analfabetismo de las masas humildes de la población, los tipógrafos representaban la aristocracia intelectual del sector obrero. El florecimiento de la organización de los trabajadores durante el decenio 1870 a 1880 había sido prohijado por las uniones tipográficas, compuestas de operarios que en su totalidad sabían leer y escribir y que, por la naturaleza misma de su trabajo, estuvieron en contacto directo con las corrientes de su época y bebieron con avidez los escritos de los grandes teóricos del socialismo, anarquismo y sindicalismo (26).

A la convocatoria para fundar la Confederación, lanzada por Ferrés y Segú, respondieron 81 impresores que se reunieron en el Salón de Sesiones de la Sociedad Mutualista Unión y Concordia del Ramo de Meseros. Su domicilio inicial estuvo situado en el número 8 de la Rinconada Plazuela de la Soledad y Callejón de la Santa Escuela. A esta primera reunión asistieron ya numerosos tipógrafos que posteriormente descollarían dentro del movimiento obrero organizado, como es el caso de Rafael Quintero; José López Dóñez y Fernando Rodarte.

Imbuidos de los ideales que en esos momentos atraían la atención del proletariado europeo, consideraban de suma importancia -al igual que Ricardo Flores Magón- la elaboración de propaganda escrita, pues estaban convencidos de que solamente después de un intenso adoctrinamiento podrían hacer del obrero un ser pensante y autónomo.

Sin la propaganda por medio de la hoja impresa -afirmaban- no podríamos acortar la distancia que nos separa del triunfo, o sea, la realización del ideal confederativo que nos alienta. (27).

Para llevar a cabo esta meta, la Confederación inicia la publicación del El Tipógrafo Mexicano, cuyo primer número aparece el 8 de octubre de 1911, o sea cuatro meses después de fundada la Confederación. Tendrá una periodicidad quincenal y alcanzará un tiraje de 2 000 ejemplares.

A pesar de que la Confederación funcionaba como un sindicato, carecía de una característica fundamentalmente propia del sindicalismo, el de que no estaba concebida como instrumento de lucha contra los capitalistas y contra el gobierno, pues carecía de una fundamentación teórico- ideológica que la llevara a concebirse como instrumento de lucha de los trabajadores, lo que se debía a que no se planteó la necesidad de tener que hacer frente directo a los capitalistas para llegar a la meta que se había fijado (28).

Su función iba dirigida más al adoctrinamiento del proletariado que a la creación de una agrupación que tuviera como fin la participación política. Tanto Ferrés como sus cercanos colaboradores repudiaban la intromisión de los políticos en la vida sindical y al mismo tiempo planteaban la necesidad de romper con todo tipo de vínculos que los llevaran a crearse compromisos políticos. A propósito de esto, Ferrés aconsejaba a los trabajadores que:

sus uniones no lleven la vida nominal de tales, dejándose influir en sus manifestaciones de organización por la apariencia halagadora de una ayuda por parte de ciertos individuos que, teniendo en cuenta el noble propósito que les guía, suelen aprovecharse de la fuerza reunida por los grupos obreros y hacerla arma para satisfacer sus ambiciones de partido. (29).

Según Ferrés, eran los tipógrafos los llamados a hacer ver a los demás trabajadores el sentido de la idea liberadora para llevarlos a deshacerse de las cadenas de la sumisión, hasta colocarlos al nivel de la generalidad que adelanta. Pero aceptaba que estos propósitos tan nobles no podían fructificar en la realidad si no se recurría a la organización, la cual se transformaría en el instrumento para crear conciencia entre los obreros oprimidos, los que, de esta manera, podrían hacer frente a los poseedores de la riqueza. La organización era, así, un medio para llegar a la Regeneración.

Es por esta razón que al dar forma a la Confederación, Ferrés y su grupo no se planteaban la organización por la organización misma. Esta surge, no a causa de un simple razonamiento de carácter individual. Por el contrario, surge porque las condiciones sociales así lo exigen. Que Ferrés y su grupo vean la necesidad de conducir a la clase desposeída hacia la regeneración, es un razonamiento que se desprende de la observación que se ha hecho de la realidad social misma. De esta manera, afirma que la organización es un edificio social a cuyo levantamiento todos deben estar contribuyendo, y bajo el cual todos los oprimidos puedan ponerse a salvo de todas sus penalidades y de todo cuanto pudiera hacerle mal alguno. (30).

La labor de propaganda no tardó mucho en dar sus frutos. Rápidamente crecieron sus filas; a tal grado que, al término de los dos primeros meses, ya contaba con cerca de quinientos afiliados, engrosando el libro de registros a razón de 15 o veinte por semana (31).

Hay que tener en cuenta que la difusión del ideal anarquista que llevaba a cabo el grupo de Amadeo Ferrés recae precisamente sobre aquella parte del proletariado que se encargaba de manejar medios de control ideológico tan importantes como lo es la prensa diaria. Más aún si tomamos en cuenta que los principales diarios de la ciudad de México estaban afiliados a la Confederación. Es el caso de El Diario del Hogar, El Ahuizote, El Correo Francés, El Diario Oficial, Revista de Revistas, El Diario de Jurisprudencia, Nueva Era y El País (32).

Debido a diferencias surgidas en el seno de la Confederación, a finales de 1911 Ferrés será destituido de su cargo como secretario del interior a petición de los tipógrafos de El Imparcial, diario que por cierto había sido el vocero oficial de Porfirio Díaz hasta el día de su caída.

Más adelante, en agosto de 1913, el grupo que le había dado origen y forma se une a la Casa del Obrero Mundial, terminando prácticamente en este momento la actividad de la Confederación, a pesar de que continuará existiendo hasta el 26 de diciembre de 1915. Al integrarse este grupo tan importante a la Casa del Obrero enriquecerán la actividad de ésta debido a sus dos años de experiencia a la cabeza de la Confederación, pero, más que nada, debido a la capacidad intelectual de sus componentes.

Sin embargo, a estas alturas la Confederación no había definido una serie de formas de lucha que se harían necesarias más adelante en la trayectoria de la Casa del Obrero Mundial, tomando en cuenta que se estaba viviendo un periodo de inestabilidad política y económica, lo que exigía de la clase trabajadora armas eficaces para su propia defensa. Heredero de las doctrinas de Saint-Simon y Proudhon, más que de las de Bakunin y Kropotkin, Ferrés concebía la organización más como un instrumento de adoctrinamiento que como un arma de combate sindical. Tanto así que en el seno de la Confederación no existía una idea acabada a propósito del papel que debería desempeñar la huelga como una forma de pugnar por alcanzar los ideales que pregonaban. Una corriente conservadora dentro de la Confederación, consideraba incluso que eran inmorales e innecesarias, puesto que:

en toda huelga no son los Capitales los verdaderamente perjudicados, sino el operario, porque éste jamás tiene un solo centavo y no puede aguantar las inquinas de la adversidad. (33).

La concepción que otro grupo tenía a propósito de cuál era la función de la huelga no iba más allá de considerarla como una enseñanza práctica imprescindible para lograr la inevitable y definitiva, pero aún remota revolución social. En las filas de la Confederación figuraban también elementos que más adelante efectuarán una intensa actividad en pro de la difusión del ideal ácrata. Así, José López Dóñez escribirá los editoriales del periódico Luz y numerosos artículos en Germinal, vocero de Los Hermanos Rojos de Villa Cecilia, Tamaulipas. A este grupo, por cierto, pertenecía otro anarquista que había surgido de las filas del magonismo, Ricardo Treviño Valustri, quien más adelante participará también en la Casa del Obrero Mundial, para posteriormente llegar a ser integrante del Grupo Acción y Primer Secretario General de la CROM. Rafael Quintero y Fernando Rodarte, por su parte, se verán incluidos dentro del llamado Apostolado de la Vaqueta; Lorenzo J. Macías, tomará parte muy activa en el constituyente de 1917, y Federico de la Colina impugnará el Pacto de la COM con Carranza.

Grupo Luz

Al igual que el grupo de Amadeo Ferrés, los integrantes del Grupo Luz dieron más importancia a la difusión de su doctrina que a la práctica de ésta a través de organizaciones adecuadas, a pesar de que sus integrantes habían ya adquirido cierta experiencia dentro de otras agrupaciones, pero también -y esto es lo importante- a que fue uno de los grupos receptores más directos del anarquismo difundido por el Partido Liberal Mexicano, pues en su trayectoria tuvo que confrontarse con numerosos veteranos magonistas, como lo eran Lázaro Gutiérrez de Lara, Manuel Sarabia, Antonio I. Villarreal, Santiago R. de la Vega y Antonio Díaz Soto y Gama, que aunque distanciados de Ricardo Flores Magón para esas fechas -principios de 1912-, continuaban realizando actividades encaminadas a la organización de los trabajadores.

El antecedente inmediato del Grupo Luz lo fue el Partido Socialista Obrero, fundado el 20 de agosto de 1911 a iniciativa de los alemanes Pablo Zierold y Juan Humboldt, en la casa de la primera calle de Francisco Pimentel número 92, luego de reunir a un grupo de simpatizantes socialistas, entre los que se encontraban Adolfo Santibáñez, Lázaro Gutiérrez de Lara, Prudencio Casals, Luis Méndez y Pioquinto RoIdán (34).

Varios de sus afiliados se separaron al vincularse con Antonio I. Villarreal en sus intentos por crear la Confederación Nacional de Trabajadores y también a causa de las actividades realizadas por la Junta Reorganizadora del Partido Liberal. Al parecer, la composición interna del Partido Socialista no era del todo homogénea, pues al celebrar una conferencia el 23 de junio de 1912 surgieron divergencias ideológicas debido a lo cual un grupo importante de ellos se escindió, dejando de asistir a las reuniones de dicho partido. Si de por sí el número de afiliados al Partido Socialista distaba mucho de ser numeroso, con esta división quedó prácticamente anulado. Algunos intelectuales de la época que se consideraban socialistas no dejaron de hacer escarnio de él. Es el caso de Rafael Pérez Taylor, quien aseguraba que:

la aplicación práctica y experimental (de dicho partido) estaba reducida a unos cuantos individuos que podríamos definir con el nombre de soñadores del socialismo, así como hay poetas, filósofos, cronistas, románticos, etc. (35).

Esta división inspiró e impulsó a los idealistas de corte anarquista a formar su propio grupo, lo que llevaron a cabo el domingo 30 de julio, después de reunirse y tomar esta decisión Eloy Armenta, Luis Méndez, Juan Francisco Moncaleano, Jacinto Huitrón, Pioquinto Roldán, Rodolfo Ramírez, J. Trinidad Juárez y Fernando González. Es así como con esta fecha se dio origen al grupo anarquista Luz.

Uno de los integrantes de este grupo, Juan Francisco Moncaleano, había arribado a la ciudad de México apenas el 12 de junio del mismo año. Colombiano de origen, salió de su patria huyendo del servicio militar, pues por su carácter anarquista no aceptaba ningún tipo de disciplina instituida por el Estado. Permaneció en Cuba durante algún tiempo y de ahí se embarcó rumbo al puerto de Veracruz. Una vez en México se dijo profesor de escuelas primarias, cosa que no pudo probar, desconociéndose también la veracidad de lo dicho por él respecto a su vida anterior, pues de su país había salido en forma ilegal y de la misma manera logró entrar a México (36). Una vez aquí entabló contacto con anarquistas mexicanos. llegando al seno mismo del grupo de disidentes del Partido Socialista Obrero. Al parecer tuvo alguna ingerencia en la división mencionada al caldear los ánimos con sus ideas radicales (37).

Seguidor de las doctrinas del maestro español Francisco Ferrer Guardia, Juan Francisco Moncaleano expuso ante los miembros del grupo sus propósitos, que en lo fundamental eran dos: el primero de ellos consistía en editar un periódico eminentemente doctrinario anarquista y el segundo en la apertura de una Escuela Racionalista, que debería abrir sus puertas el 8 de septiembre de 1912 a fin de conmemorar la fecha en que Francisco Ferrer Guardia había fundado la Escuela Moderna en Barcelona, España, en 1910. La primera propuesta de Moncaleano se llevó a cabo. El periódico libertario Luz, vocero del grupo, inició su publicación el día 15 de julio de 1912. En su primer número, apareció a título de editorial y saludo a los trabajadores, el programa de la propia publicación y la doctrina de carácter ideológico del Grupo Luz que fuera adoptada más adelante por la Casa del Obrero Mundial (38). Escrito en un lenguaje bastante pintoresco debido a su exceso de metáforas, el artículo titulado Va la hoja, firmado por Moncaleano, entre otras cosas apunta:

Nuestra propaganda hará en el corazón de l as instituciones sociales el efecto de un puñal de hielo. Este periódico será el tabernáculo incendiado por la zarza de nuestras convicciones desde donde el obrero liberto lanzará su apóstrofe de fuego, que como lava volcánica, calcinará en los templos de explotación a los ídolos malditos. (39).

Entre otras cosas, también exhortaba a luchar contra los fieles guardidores de los mandamientos liberticidas, de los tiranos del cielo y de la tierra, afirmando que el fin que perseguía el grupo era conseguir la libertad del obrero esclavizado. (40).

Este artículo sería a su vez insertado por el Partido Liberal Mexicano en el número 105 de Regeneración.

La propuesta referente a la creación de una Escuela Racionalista no sería llevada a la práctica. A consecuencia de otro artículo publicado en el número tres de Luz, en donde Moncaleano salía en defensa de Ricardo Flores Magón -recientemente aprehendido en Los Ángeles-, así como también a causa de un discurso de elevado radicalismo que pronunció en presencia del Procurador de Justicia del Distrito Federal, fue apresado y deportado a las Islas Canarias ello en septiembre de 1912. A partir de este momento, el domicilio del Grupo Luz será centro de reunión de varias asociaciones obreras que confluirán finalmente en la formación de la Casa del Obrero Mundial.

El Grupo Luz, pues, veía la educación de los trabajadores como una necesidad impostergable; sólo en base a ella podrían éstos adquirir conciencia de cuál debería ser la naturaleza de la futura sociedad libertaria, Y al igual que los tipógrafos, no consideraban necesaria su intervención en el proceso político que estaba viviendo el país. De ahí que no se propusieran la creación de una organización que funcionara en este sentido. La misma Casa del Obrero Mundial no se instituiría con otros propósitos que los de ser un centro educativo a semejanza de las escuelas racionalistas fundadas por Ferrer Guardia en España. Para estas fechas, la clase trabajadora aún no se daba cuenta de la importancia del cambio social que se estaba efectuando en el país. Es por esta razón que continuaron apareciendo organizaciones con el carácter de sociedades mutualistas, de círculos patrióticos, de uniones de socorros o de sociedades beneméritas o incluso moralistas, típicas del periodo porfirista. Incluso organizaciones como la Confederación de Tipógrafos Mexicanos y la Unión de Canteros Mexicanos no dejaban de tener en la práctica relaciones amistosas con la clase patronal.

Es un ambiente viciado de un socialismo indefinido -dice al respecto Armando Córdoba- que no tiene ni pies ni cabeza, donde se confunde el socialismo del Partido {Socialista Obrero) con el anarquismo de los tipógrafos y los canteros y con un difuso socialismo utópico de ancestrales sociedades mutualistas y cooperativas. (41).

Se funda la Casa del Obrero Mundial

Es con estos antecedentes como el 17 de septiembre de 1912 se reúnen los integrantes del Grupo Luz con los representantes de la Unión de Canteros, de la Unión de Resistencia de la fábrica de textiles La Linera, la Unión de Operarios Sastres y la Unión de Conductores de Coches Públicos (como ya quedó dicho, posteriormente se integrará a estas uniones la Confederación de Tipógrafos de México, ya bajo el nombre de Confederación Nacional de Artes Gráficas) para discutir la situación que se había generado a resultas de la expulsión de Moncaleano y el fracasado intento de fundar la Escuela Racionalista. A resultas de esta reunión, se resolvió destinar el local para establecer un sitio donde pudieran efectuar libremente sus asambleas los obreros de las diferentes asociaciones, por lo que se adoptó el nombre de Casa del Obrero, agregándosele hasta después el adjetivo Mundial. Su domicilio inicial se hallaría localizado en la 4a Calle de Matamoros número 105, quedando inaugurada el 22 de septiembre de 1912.

Originada más por las circunstancias que por un propósito ya definido de instituirla, no se elaboraron estatutos, ni declaración de principios. Funcionó simple y sencillamente como centro de divulgación doctrinaria de ideas avanzadas, siendo Jacinto Huitrón su primer administrador y Luis Méndez su primer tesorero.

Para cumplir con este papel doctrinario se efectuaban en sus salones conferencias y cursos, sobresaliendo de entre quienes realizaban esta labor Antonio Díaz Soto y Gama, Lázaro Gutiérrez de Lara, Adolfo Santibáñez, Santiago R. de la Vega, Rafael Pérez Taylor, José Santos Chocano e Isidro Fabela. Los cursos que se impartían eran gramática, taquigrafía, aritmética, geometría, historia general, cosmografía, física, así como la enseñanza de oficios; el sastre Luis Méndez, el zapatero Juan Lozano, el linotipista Fredesvindo Elvira y Jacinto Huitrón daban clases de corte, dibujo, música y declamación (42).

Por su misma composición interna es de comprenderse que la Casa del Obrero Mundial no buscara enfrentar a la clase patronal y menos aún al Estado. Por el contrario, su ascendrado apoliticismo la mantendrá por algún tiempo al margen de los cambios sufridos en la vida política del país, y serán estos cambios los que influirán decididamente en las actitudes que posteriormente adoptará aquélla. De tal suerte, ante la actividad de la Gran Liga Obrera de México, creada a iniciativa de Francisco I. Madero el 29 de enero de 1913 la COM se ve obligada a contrarrestarla buscando solucionar los conflictos de los trabajadores mediante las tácticas anarcosindicalistas, como lo eran el boicot, la huelga, el label y el sabotaje; al mismo tiempo participan en las asambleas de la Gran Liga, terminando por imponer sus puntos de vista de tinte anarquista. Debido a esto, la Gran Liga pierde su empuje inicial dejando el campo libre a los anarquistas de la COM, los que sin embargo, empecinados en su apoliticismo buscarán a toda costa no verse inmiscuidos en ningún tipo de conflicto que obstaculice su labor doctrinaria y es por esta razón que no sólo mantienen silencio frente al asesinato de Madero y Pino Suárez sino que buscan que el dictador Huerta respete sus actividades, deseos que pronto se verían contrariados, pues a causa de una manifestación promovida por ellos en homenaje a los mártires de Chicago ello de mayo de 1913, Huerta no sólo manda clausurar la COM sino que aplicando el artículo 33 expulsa a los elementos que más se habían significado en la labor de adoctrinamiento, entre los cuales se encuentra Eloy Armenta, Santos Chocano, Collado, los hermanos Sorrendegui y Pedro Junco, español que desarrollaba importante labor en Veracruz y uno de los exponentes de la acción múltiple, táctica sindicalista que permitiría a la facción carrancista de la Casa del Obrero Mundial vincular a la clase trabajadora al Estado. Inicialmente, Junco había expuesto esta táctica frente a los anarquistas de la COM, quienes la rechazaron terminantemente; sin embargo, este rechazo no durará por largo tiempo. Al ser derrotado Huerta, la COM cae bajo la influencia del carrancismo, siendo arrastrada a participar al lado de esta facción en contra de villistas y zapatistas, lo que quedó estipulado con la firma del pacto el 17 de febrero de 1915, entre Rafael Zubaran Capmany en representación de Carranza y Rosendo Salazar, Celestino Gasca, Carlos M. Rincón y otros por parte de la COM.

Es de esta forma como al vincular su actividad a los cambios políticos que sufre el país, la Casa del Obrero Mundial efectúa un profundo viraje en cuanto a sus formas de lucha, pasando del anarcosindicalismo puro con la acción directa como táctica, al sindicalismo revolucionario con la acción múltiple como nueva versión. Mientras que la acción directa rechazaba tajantemente toda posible participación de los sindicatos en actividades políticas, la acción múltiple posibilitaba que esto ocurriera, pues veía como una necesidad que la clase trabajadora se fortaleciera luchando desde dentro de las instituciones políticas y jurídicas creadas por el Estado. Como método de acción, la acción múltiple debe aprovechar todos los medios honorables para conseguir reformas parciales y mejoramiento para los trabajadores (43).

Con el triunfo del carrancismo sobre las otras dos facciones revolucionarias, la clase trabajadora consideró propicio el ambiente para luchar por su emancipación. El 31 de julio de 1916 la Federación de Sindicatos Obreros del D. F. -integrante de la Casa del Obrero Mundial- promueve una huelga general en el Distrito Federal, al ver que no son cumplidas sus exigencias de que el pago de salarios se haga en oro, ya que debido al deterioro de la economía del país el papel moneda había sufrido una profunda devaluación. La represión no se hizo esperar, Carranza ordena aprehender a los integrantes de los comités de huelga y con base en la Ley del 25 de enero de 1862 -que implantaba la pena de muerte en contra de los perturbadores del orden público- se les abren dos consejos de guerra a resultas de los cuales se condena a pena de muerte a Ernesto Velasco, dirigente electricista integrante de uno de los comités. Las consecuencias inmediatas de esta huelga fueron la clausura de la Casa del Obrero Mundial y un viraje del sindicalismo hacia la consolidación de la acción múltiple.

Ya el 5 de marzo de 1916, en el Congreso celebrado en Veracruz, se había intentado, sin lograrlo, unificar criterios en torno a este método de lucha, por lo que un año después -el 13 de octubre de 1917- a iniciativa del grupo anarquista Hermanos Rojos, se lleva a cabo otro congreso, esta vez en la ciudad de Tampico y en el cual participa Luis N. Morones, representante de una facción que apoyaba sin reservas la acción múltiple y quienes con anterioridad habían intentado dar forma a un Partido Socialista Obrero con el propósito de hacer participar a la clase obrera en contiendas políticas.

Si Morones y su grupo esperaban una recia oposición por parte de los Hermanos Rojos de Tampico en dicho Congreso, estaban equivocados, pues éstos ya habían decidido por su lado adoptar también la acción múltiple como método de lucha.

Pensaban que íbamos a darles una fuerte batalla, ignorando que cuando nosotros convocamos a ese congreso ya lo hicimos con el propósito de modificar la lucha obrera en ese sentido. Encontraron ahí plena cooperación; nada más que los compañeros de Tampico los combatieron porque los de México ya habían formado el Partido Socialista Obrero y hasta habían impulsado la participación del proletariado en política (44).

Los acuerdos obtenidos en este congreso definían a los sindicatos como cuerpos de acción para resolver los problemas económicos del trabajador a la vez que marginaban de ellos la labor de los grupos doctrinarios, remitiéndoles a una actividad meramente educativa, siempre y cuando ésta se llevara a cabo fuera de las organizaciones obreras, pues se consideraba que de no ser así imposibilitaba la lucha por el mejoramiento de la clase a la vez que propiciaba divisiones dentro de ella. (45).

Además, se nombró una comisión que propugnara por la formación de una central nacional obrera, para lo cual debería convocar a un nuevo congreso, ahora con sede en la ciudad de Saltillo el 10 de mayo de 1918. Este congreso no encontró el apoyo unánime de los trabajadores. Un importante sector del proletariado no sólo se abstuvo de ir sino que además -como en el caso de la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal- lo denunció como un intento del gobierno por dar forma a una organización que le fuera verdaderamente adicta. Por otra parte, ésta no era una acusación del todo falsa. El gobernador de Coahuila, Espinoza Mireles, mantenía relaciones con Morones desde tiempo atrás y era un carrancista a toda prueba. Si bien Morones no formaba parte del comité organizador de este congreso, esto se debía a que él y su grupo habían sido sancionados por haber formado con anterioridad el Partido Socialista Obrero pero tal cosa no hacía falta pues el comité se hallaba integrado por decididos carrancistas, como era el caso de Alfredo de León, de Juan M. Anzures y Juan Lozano. Este último, de origen zapatero, había sido incluso compañero de armas de Espinoza Mireles, y juntos participaron en la marcha de la columna constitucionalista encabezada por Carranza a través de la sierra de El Púlpito hasta llegar a Sonora. Mireles era secretario del caudillo coahuilense y Lozano participaba como orador al lado de aquél en las plazas que tomaban. Esta columna estaba integrada también con núcleos de la Unión Minera Mexicana que aglutinaba a trabajadores metalúrgicos del norte del país. Esta Unión había convocado por su parte a un congreso de mineros a celebrarse en Saltillo, por lo que, a iniciativa de Lozano y Mireles, este congreso se amplió a fin de que participaran todos los sectores de la clase obrera (46).

El Congreso se inicia el 10 de mayo de 1918, y si en el de Tampico se habían destruido los métodos del anarcosindicalismo para suplantarlos por los del sindicalismo revolucionario, en éste se lleva a la práctica dicho viraje con la fundación de la Confederación Regional Obrera de México, satisfaciendo así los propósitos que se había señalado este congreso. Fundada el día doce del mismo mes y año, esta Confederación, con Morones como máximo dirigente, llevará los preceptos de la acción múltiple hasta sus últimas consecuencias, es decir, hará del sindicalismo no un instrumento para la emancipación de la clase obrera, sino por el contrario, un medio para obtener posiciones políticas. Bajo este signo, Morones y su Grupo Acción crearán el Partido Laborista Mexicano -a semejanza del Labour Party inglés- como una forma partidaria de apoyo político, primero ante Obregón y luego frente a Calles, bajo el cual Morones llega a ocupar incluso un ministerio, el de la Secretaría de Industria. Comercio y Trabajo.

Con la aparición de la CROM, la COM había pasado a ser un mero membrete y la Federación de Sindicatos Obreros del D. F., que había nacido y crecido en su seno, desaparecerá poco después, dando origen en 1921, como única oposición real frente a la CROM, a la Confederación General del Trabajo, último reducto del anarquismo heredado por la Casa del Obrero Mundial.

Notas

(1) Al respecto, consultar La Convención, días 16, 18 y 28 de junio de 10 y 2 de julio del mismo año. Aquí se publican las discusiones que se suscitaron sobre los puntos XIII y XIV del Programa de Reformas Sociales Convención Revolucionaria.

(2) No hay que olvidar que aparte del movimiento obrero de tipo anarquista, para 1911 existía otro de carácter cristiano. Tan sólo para valorar la importancia de éste, considérese que en febrero de 1912 se fundó la Confederación de Círculos Obreros Católicos. Que reunió a más de cuarenta círculos con un número de afiliados que sobrepasaba los veinte mil. Propugnaba por el mutualismo y el cooperativismo. Véase, Alfonso López Aparicio, El movimiento obrero en México, p. 152.

(3) Alfonso López Aparicio, El Movimiento Obrero en México, México, 1958, Editorial Jus, p. 150.

(4) El Obrero Mexicano, 29 de abril de 1894.

(5) La Internacional, 1° de septiembre de 1878.

(6) Clark W. Reynolds, La Economía Mexicana : Su estructura y crecimiento en el siglo XX. México, 1973, Fondo de Cultura Económica, p. 44.

(7) Clark W. Reynolds. op. cit., p. 38.

(8) Moisés González Navarro, Las huelgas en la industria textil en el Porfiriato, Puebla, 1971, Ediciones Cajica, p. 14.

(9) Moisés González Navarro, op. cit., pp. 14-15.

(10) Moisés González Navarro. op. cit, pp. 15-16.

(11) Ethel Duffy Thurner, Ricardo Flores Magón y el Partido Liberal Mexicano, Morelia, Editorial Erandi, 1960, p. 154; Diego Abad de. Santillán, Ricardo Flores Magón, el Apóstol de la Revolución Social Mexicana. México, 1925, Grupo Cultural Ricardo Flores Magón, p. 56.

(12) Manuel González Ramírez, Epistolario y textos de Ricardo Flores Magón, México, FCE, p. 203. Cfr. James D. Crockcroft, Precursores intelectuales de la Revolución Mexicana. México, 1971, Siglo XXI, p. 151; Diego Abad de Santillán, op. cit., pp. 44-45.

(13)Regeneración, 3 de septiembre de 1910.

(14) Regeneración, 3 de septiembre de 1910.

(15) Regeneración, 3 de septiembre de 1910.

(16) Nicolás T. Bernal, Memorias, México, CEHSMO

(17) Rosendo Salazar, La Casa del Obrero Mundial. México, 1972, Partido Revolucionario Institucional, p. 40.

(18) Jacinto Huitrón, Orígenes e historia del Movimiento obrero en México, México, 1974, Editores Mexicanos Unidos, p. 196.

(19) lbid, p. 195.

(20) RosendoSalazar, op. cit., p.ll.

(21) Antonio Díaz Soto y Gama, La Revolución Agraria del Sur y Emiliano Zapata, su caudillo. México, 1961, p. 203.

(22) Regeneración, 9 de septiembre de 1911.

(23) Entrevista a Lorenzo Camacho Escamilla. PHO/CEHSMO. Realizada por Ramón Gil Olivo.

(24) Ibid.

(25) Armando Bartra. Regeneración, 1900-1918, México, 1972. HADISE. p. 37.

(26) Alfonso López Aparicio. op. cit., p. 151.

(27) El Tipógrafo Mexicano, 8 de octubre de 1911. Cit. por Armando Córdoba Pérez. El movimiento anarquista en México, 1911-1921. (Tesis de licenciatura) Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. UNAM. 1971. p. 15.

(28) lbid., p. 28.

(29) lbid., p. 12.

(30) lbid., p. 13.

(31) lbid., p. 18.

(32) Armando Córdoba Pérez, op cit., p. 23.

(33) El Tipógrafo Mexicano, 1° de mayo de 1913, cit. Armando Córdoba, op. cit., p.30.

(34) Jacinto Huitrón, op. cit.. pp. 194-195.

(35) Rafael Pérez Taylor, Lección para el obrero, Nueva Era, 26 de febrero de 1912.

(36) José Onil Petricioli. El Compañero Morones. México. 1968. Costa Amic. p.206.

(37) Armando Córdoba Pérez op. cit., p. 36.

(38) Cfr. Luis Araiza, Historia de la Casa del Obrero Mundial, México, Ediciones Casa del Obrero Mundial, 1963, pp. 19-23;José Ortil Petricioli, op. cit., pp. 205-207; Jacinto Huitrón. op. cit., pp. 194-199.

(39) Cit. Jacinto Huitrón. op. cit., p. 203.

(40) Jacinto Huitrón, op. cit., 205.

(41) Armando Córdoba. op. cit., p. 38.

(42) Jacinto Huitrón, La Casa del Obrero Mundial, El Universal, 24 de agosto de 1953.

(43) Entrevista con Ricardo Treviño Valustri, Programa Historia Oral, CEHSMO.

(44) lbid. (Treviño no participó en dicho congreso por haber sido aprehendido poco antes de iniciarse).

(45) lbid.

(46) lbid.


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